viernes, 5 de abril de 2013

Sister Act: Boogie Boogie in the Piano.


Hay películas palomiteras y películas obra de arte, pero nadie nos dijo que está el término medio: palomitera con arte de por medio. Así defino yo Sister Act.
Hay momentos en la vida en las que comedias como esta te alegran la vida, y te hacen recordar lo que es importante: disfrutar lo que te gusta y confiar en ti mismo. La historia es relativamente sencilla; Deloris Van Cartier es cantante del casino en Reno propiedad de su amante mafioso, y después de una discusión con él presencia el asesinato de un acólito suyo y huye con la policía. Su declaración en la corte es crucial para detener a Vince, y como todos los testigos de su juicio son eliminados, la policía decide esconderla donde creen que él nunca la buscaría: un convento de monjas.
Deloris llega al convento  con una identidad falsa y mal humor, y hace vida conventual por un rato sin ningún tipo de avance o mejora hasta que se le involucra con el coro, donde es escogida directora y hace que las dulces monjas, que tienen todo el ánimo de cantar, pasen de ser estridentes y fuera de tono a un conjunto armonioso y totalmente renovado, pues cantan sus himnos con arreglos de rock de los cincuenta y Boogie. La madre superiora pierde la cabeza y casi la corre, pero el padre le dice que ha sido maravilloso, y Deloris interviene para que las hermanas salgan a la calle a ayudar al barrio. Es así como se abre el convento y las cosas en la comunidad cambian, hasta que un soplón avisa a Vince dónde se encuentra Deloris. El teniente que la protege quiere sacarla y llevársela a otro lugar, pero como el coro es famoso y el Papa irá a un concierto en el templo, ella se niega. Un par de cómplices de Vince secuestra a Deloris cerca del convento y una de las hermanas que se salvó da la alarma roja, y las otras monjas deciden rescatarla por su cuenta.
Llegan a Reno e intentan mezclarse con la multitud, pero no pasan desapercibidas. Los rufianes no pueden matar a Deloris porque creen que realmente se volvió monja, y ella lo aprovecha para escapar. Corre y se encuentra con sus amigas, que intentan protegerla pero Vince las acorrala y está dispuesto a matar a su ex amante, cuando llega la policía para detenerlo y por fin, dejar a Deloris en paz. Al día siguiente tienen el concierto frente al mismísimo Papa (en este caso, ya que la película es de 1992, es Juan Pablo II), que se convierte en todo un suceso pues cantan un canción profana como si fuera sacra con onda roquera y hasta coreografía le ponen.
Puede que a mucha gente esta película le parezca simplona, boba o hasta mediocre, pero a mí, en estos momentos de mi vida, me recordó algo importante: cantar con amor, por el simple hecho de hacerlo.  La escena donde instruye a las monjas para cantar un acorde es toda una clase: apoyo en el diafragma, colocación entre voces, confianza en uno mismo, y la primera canción que presentan, “Salve Regina”, muestra todo lo que debería tener un coro: alegría por cantar, independientemente de si lo que cantan es sacro o no, o de si es de un nivel superior o no.
Hacen falta películas como esta. Que con risa e irreverencia nos recuerden lo importante de la vida: la alegría de hacer. 
N.L.S.

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